sábado, 26 de febrero de 2011

Mariano Mores


(1922 - ) A los 12 años de edad comenzó a estudiar piano. Al poco tiempo viajó a España junto con sus padres. Pero con el comienzo de la Guerra Civil española, se vieron forzados a regresar a Buenos Aires. Su vida profesional tuvo comienzo en bares, teatros y otros espectáculos. Integró una orquesta importante por primera vez en 1936, a los 14 años. Fue en la orquesta de Roberto Firpo. Dos años después consolidó el trío Mores. Allí relucieron obras compuestas por él mismo, como “Estampa de varón” y “Gitana”.
Para 1939, Mores se acomodó bien a la orquesta de Francisco Canaro. Ésta unión duró casi 10 años, hasta que Mores formó su propia orquesta y comenzó una nueva era, con innovaciones como aumentar el número de músicos estables en la orquesta. En ese período se destacaron obras como “El patio de la morocha”, “El firulete” y “La calesita”.
Mariano Mores es pianista, director y compositor. También participó en numerosas películas, como “Corrientes, calle de ensueño” en 1949 y “La doctora quiere tangos” en 1950, entre otras tantas recordadas popularmente. Durante la década de 1950 viajó a París. Desde entonces, siempre ha estado brindando giras por Europa, Japón y Latinoamérica.


LETRA
Uno busca lleno de esperanzas
el camino que los sueños
prometieron a sus ansias.
Sabe que la lucha es cruel y es mucha,
pero lucha y se desangra
por la fe que lo empecina.
Uno va arrastrándose entre espinas,
y en su afán de dar su amor
sufre y se destroza, hasta entender
que uno se ha quedao sin corazón.
Precio de castigo que uno entrega
por un beso que no llega
o un amor que lo engañó;
vacío ya de amar y de llorar
tanta traición...
Si yo tuviera el corazón,
el corazón que di;
si yo pudiera, como ayer,
querer sin presentir...
Es posible que a tus ojos,
que hoy me gritan su cariño,
los cerrara con mis besos
sin pensar que eran como esos
otros ojos, los perversos,
los que hundieron mi vivir...
Si yo tuviera el corazón,
el mismo que perdí;
si olvidara a la que ayer
lo destrozó y pudiera amarte...
Me abrazaría a tu ilusión
para llorar tu amor...
Pero Dios te trajo a mi destino
sin pensar que ya es muy tarde
y no sabré cómo quererte.
Déjame que llore como aquél
que sufre en vida la tortura
de llorar su propia muerte.
Pura como sos, habrías salvado
mi esperanza con tu amor.
Uno está tan solo en su dolor...
Uno está tan ciego en su penar...
Pero un frío cruel, que es peor que el odio,
punto muerto de las almas,
tumba horrenda de mi amor,
maldijo para siempre y se robó
toda ilusión...

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